En 2021 Alberto Fernández se reunió con las autoridades del grupo minero Eramet para sacarse “la foto”. La noticia era una bocanada de aire fresco para el país y la región NOA: el grupo francés informó que invertiría 400 millones de dólares en la provincia de Salta con la creación de una nueva planta de litio.
Pero no fueron las únicas inversiones en la provincia, los tres proyectos que se llevan adelante actualmente y que están en fase de construcción de sus propias plantas traen una inversión de más de 2.600 millones de dólares. Las empresas responsables son Eramine Sudamérica (Eramet de Francia y Tsingshan de China) Litio Minera Argenina S. A. (Gangfeng Lihiumminera de Canadá) y Posco Argentina Sau (Corea del Sur).
En la Argentina existen tres mineras que están produciendo litio a escala industrial: dos en Jujuy y una en Catamarca: en Jujuy están los proyectos “Salar de Olaroz”, de la empresa Sales de Jujuy, cuyo principal accionista es la empresa australiana Allkem en sociedad con la compañía provincial Minería Sociedad del Estado (Jemse) y “Cauchari-Olaroz” que entró en operación en julio pasado, de la minera Exar, una compañía argentina cuyos accionistas son la canadiense Lithium Americas Corp (LAC) y la china Ganfeng Lithium. Mientras que, en Catamarca, en Salar del Hombre Muerto, la empresa estadounidense Livent, lleva adelante la mina denominada “Félix”.
Entre Jujuy, Catamarca y Salta, la Argentina tiene, además de los tres proyectos en operación, seis en construcción, ocho en estudios de factibilidad y 15 en estado de exploración, según datos de la cámara del sector.
Alberto Fernández mostraba con beneplácito la inversión que con mucho entusiasmo le contaba Daniel Chávez Díaz, CEO de Eramine Sudamérica SA, filial local de Eramet, quien le confirmó la inversión anunciada por la compañía en París y que implica la construcción, junto a la siderúrgica china Tsingshan, de una planta de litio en el salar “Centenario-Ratones” en Salta con una capacidad de 24.000 toneladas y que entrará en servicio a comienzos de 2024. También participó el director de la empresa, Juan Archibaldo Lanús.
Sin embargo, en Salta, las carreras por iniciar las producciones de litio avanzan a paso firme. En 2024 se espera que al menos dos de los tres proyectos en etapa de construcción comiencen a producir carbonato, cloruro e hidróxido de litio, principalmente, en los primeros meses del año.
Fuentes de la Secretaría de Minería, que conduce la catamarqueña Fernanda Ávila, prevén que cuando finalice el 2023 la producción de litio haya aumentado en al menos un 50% en solo un año, y llegar a 60.000 toneladas. En 2022 fueron casi 38.000 toneladas, entre lo producido en Sales de Jujuy y en la minera estadounidense Livent, en su proyecto Fénix en el salar del Hombre Muerto, en Catamarca.
Sin embargo, el gran salto podría darse en 2024, cuando podría triplicarse la producción del 2022 y alcanzarse las 120.000 toneladas. Según la cartera que depende del Ministerio de Economía, se llegaría con 4 proyectos que se pondrían en marcha el primer trimestre del año que viene: Tres quebradas, de la empresa Zijin, en Catamarca; Centenario Ratones, de Eramine, en Salta; Sal de Oro, de la surcoreana POSCO, en Salta y Catamarca; y Mariana de la china Ganfeng en Salta.
“El mejor sitio de inversiones”
“Desde el primer gobierno de Juan Carlos Romero (1995 -2007) y los que siguieron, la minería es una política de Estado para la provincia de Salta. Se han venido sosteniendo políticas de apoyo al sector, tanto así que Salta salió elegida como el mejor sitio de inversiones de América Latina para el sector minero”, dijo Carlos Ramos, expresidente de la Cámara de Minería de Salta, haciendo referencia a la publicación del Instituto Fraser de Canadá de 2021 en donde evalúan las distintas regiones desde la percepción de la política pública. Así, Salta encabezó lista de los destinos argentinos con una mejor performance política y se ubica por encima de Catamarca y Jujuy y de países como Perú, Chile y Rusia. Esta herramienta busca evaluar cómo las dotaciones minerales y los factores de política pública, como los impuestos y la incertidumbre regulatoria, afectan la inversión en exploración.
“Nuestra provincia es un destino elegido por las inversiones y hay un verdadero boom del producto litio, además de la exportación de oro que se está realizando. Salta se va a convertir en una provincia eminentemente minera porque va a comenzar, en cuatro o cinco años, a exportar en todos los proyectos que hoy son exploratorios”, concluyó Ramos.
A agosto de 2023 Argentina tiene 38 proyectos en cartera que tienen como mineral principal el litio. Según datos de la secretaría de Minería, la gran mayoría están en etapa de exploración avanzada. En el ranking de proyectos en marcha, Salta se ubica como la provincia con más cantidad (17). Tiene tres proyectos en construcción, tres en evaluación económica preliminar, diez en exploración avanzada y dos en factibilidad, según datos del Sistema de Información Abierta a la Comunidad sobre la Actividad Minera en Argentina (Siacam).
Catamarca sigue en la lista con 14 proyectos en cartera: uno en operación, dos en construcción, ocho en exploración avanzada, dos en evaluación económica preliminar y uno en prefactibilidad. En el límite con Salta tienen un proyecto en etapa de construcción (Sal de Oro).
Mientras que Jujuy, por su parte, cuenta con seis proyectos en marcha: uno en construcción, uno en exploración avanzada, dos en prefactibilidad y dos en producción. La última provincia en el ranking es San Juan, que tiene un proyecto en etapa de exploración avanzada.
El Litio, un pilar fundamental en la transición energética
En la búsqueda incansable por reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar los efectos del cambio climático, el litio ha emergido como un recurso vital en la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles. Este metal ligero y altamente reactivo ha encontrado su lugar en las baterías de iones de litio, cuyo papel es esencial en la revolución energética que está transformando la manera en que el mundo consume y almacena energía.
Las baterías de iones de litio son la columna vertebral de la mayoría de los dispositivos electrónicos modernos, desde teléfonos móviles hasta automóviles eléctricos. La eficiencia y capacidad de almacenamiento de energía de estas baterías han llevado a un aumento exponencial en la adopción de vehículos eléctricos, reduciendo significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del sector del transporte.
Pero el papel del litio no se limita solo a las baterías portátiles y vehículos eléctricos. En la generación de energía a gran escala, el almacenamiento de energía mediante baterías de litio es clave para integrar fuentes intermitentes, como la solar y la eólica, en las redes eléctricas. Esto no solo garantiza un suministro constante de energía, sino que también allana el camino para prescindir de centrales eléctricas que queman combustibles fósiles y emiten contaminantes.
Los países que poseen reservas significativas de litio están en una posición ventajosa en esta transición. América Latina, en particular, alberga una gran parte de las reservas mundiales de litio, con países como Chile, Argentina y Bolivia liderando la producción. Sin embargo, la explotación responsable y sostenible de estos recursos es crucial para evitar desequilibrios económicos y ambientales.
En Argentina hay tres minas de litio en funcionamiento y otras treinta y seis iniciativas, todas bajo control privado. Estos datos destacan a Argentina en la región, a diferencia de Bolivia donde el estado controla la extracción de litio y de Chile donde el gobierno aboga por asociaciones público – privadas.
A pesar de su potencial, la industria del litio también enfrenta desafíos. La demanda creciente podría llevar a fluctuaciones en los precios del metal, afectando a la estabilidad de las cadenas de suministro. Además, la extracción y procesamiento del litio plantean preocupaciones ambientales, como el uso de agua en zonas ya afectadas por la escasez hídrica.
En resumen, el litio se ha convertido en el cimiento sobre el cual se construye la transición hacia un sistema energético más sostenible. Su papel en el almacenamiento de energía, especialmente en el contexto de la expansión de las energías renovables, es esencial para lograr una sociedad menos dependiente de los combustibles fósiles y más comprometida con la reducción de emisiones. Sin embargo, es crucial abordar los desafíos asociados con su extracción y uso responsable, garantizando que esta transición sea verdaderamente sustentable y equitativa.
